Aunque la pasta, la pizza y el café espresso son los mayores representantes de la cocina italiana, su repostería no se queda atrás. Una repostería elaborada con ingredientes sencillos y caracterizada por su riqueza de sabores, aromas y texturas. Acompáñame en este paseo por los postres italianos más típicos y descubre la cara más dulce de la gastronomía del país transalpino.
La repostería italiana, un mundo de sabores deliciosos
La repostería italiana se caracteriza por su sencillez, su fuerte arraigo regional y su profundo vínculo con la tradición familiar. Elaborada a partir de ingredientes básicos como harina, huevos y azúcar, en muchas ocasiones enriquecidos con frutos secos, frutas de temporada o quesos, esta repostería apuesta por sabores auténticos y preparaciones caseras.
Influenciada por una geografía diversa que va desde los Alpes nevados hasta las costas cálidas del Mediterráneo, la gastronomía italiana es un mosaico de sabores. Cada región tiene sus propios dulces típicos marcados por la estacionalidad, las fiestas religiosas y las tradiciones locales. Muchas de estas recetas se han transmitido de generación en generación y se han conservado prácticamente inalteradas gracias a la figura de la nonna o la mamma italiana. Porque si hay algo que gusta en Italia, es el respeto a sus tradiciones culinarias, tanto en su versión salada como dulce.
Para que sepas de qué te estoy hablando, vamos a repasar los que, en mi opinión, son los postres italianos más típicos y emblemáticos de su gastronomía, aquellos que toda persona golosa debería conocer y degustar.
10 postres italianos típicos que debes probar
Tiramisú, el rey de los postres italianos
Originaria de la región del Véneto, la receta de tiramisú es la más exportada de toda la gastronomía italiana. El nombre de este postre significa literalmente «tírame hacia arriba», y no es para menos, porque entre el café, el cacao y el mascarpone, este dulce levanta el ánimo a cualquiera.
Se prepara con capas de bizcochos savoiardi, que aquí sería el equivalente a los bizcochos de soletilla, empapados en café negro, alternadas con una suave crema hecha con mascarpone, yemas de huevo y azúcar. Después, se espolvorea con cacao amargo y se deja reposar en frío. Y no, el tiramisú auténtico no lleva nata. Ten cuidado con esto si no quieres hacer enfadar a un italiano.
Panettone, el postre navideño por excelencia
La Navidad italiana no sería lo mismo sin este delicioso dulce originario de Milán. El panettone es bollo de masa fermentada con forma de champiñón gigante, al que se añaden pasas y frutas confitadas o, como las llaman ellos, canditi. Su preparación requiere paciencia y fermentaciones largas, por lo que no es fácil encontrar buenos panettones industriales fuera de Italia. Por eso, un panettone de calidad es absolutamente delicioso: un dulce aromático que prácticamente se deshace en la boca.
Una alternativa igualmente navideña y esponjosa es el pandoro, típico de Verona. Se trata también de un bollo fermentado, pero sin frutas confitadas. Su miga es algo más compacta, aunque también muy suave, y suele ir perfumado con vainilla. Tiene forma de estrella y se cubre con azúcar glas. Ambos compiten en las mesas italianas cada diciembre… ¡Y suele haber fans tanto del uno como del otro!
Cannoli, típicos de Sicilia
Si te gustan las recetas con ricotta, debes probar los cannoli siciliani porque, además de toda una tradición, son un auténtico manjar. Este postre consiste en un cilindro de masa frita, muy crujiente, que se rellena con una crema de ricotta, a menudo acompañada con trocitos de chocolate, cáscara de naranja o pistachos. La combinación entre la textura crujiente de la galleta y el relleno cremoso de ricotta es adictiva.
Antiguamente se preparaban solo en Carnaval, pero su fama los ha convertido en un dulce consumido durante todo el año y no solo en la isla de Sicilia, sino en toda Italia.
Panna cotta, el postre más sencillo y rico
La panna cotta (literalmente “nata cocida”) es un postre típico del Piamonte, en el norte de Italia. Es sencillo y elegante: una mezcla de nata, azúcar y gelatina que se deja cuajar en frío, normalmente aromatizada con vainilla.
Se sirve sola o acompañada de frutas rojas, caramelo o coulis de frutas. Su textura suave y cremosa la convierte en uno de los postres más exportables de la cocina italiana.
Sfogliatella, crujiente y cremosa
La sfogliatella otra de las tantas delicias de la repostería napolitana. Tiene forma de concha y se compone de finísimas capas de masa crujiente rellenas de una mezcla de ricotta endulzada con azúcar que se puede aromatizar con canela y frutas confitadas.
Hay dos versiones: riccia (de hojaldre, muy crujiente) y frolla (más suave, con una especie de masa quebrada). Ambas son una explosión de sabor e historia, con raíces que se remontan a los conventos del siglo XVII.
Babá al ron, un postre con chispa
Es otro de los postres italianos más típicos. El babà al rum, su nombre en italiano, es otro clásico napolitano, aunque con raíces francesas. Se trata de un pequeño bollo de masa fermentada en forma de hongo que se empapa en un almíbar hecho con ron. El resultado es un postre jugoso, con un puntito alcohólico, perfecto para los amantes de lo intenso.
Aunque nació en Francia, fue en Nápoles donde se perfeccionó y se convirtió en uno de los dulces más queridos de la ciudad.
Crostata, la tarta italiana más versátil
La crostata es probablemente la tarta más casera y tradicional de toda Italia. En cada casa hay una receta. Esta tarta se elabora con pasta frolla, lo que aquí sería una masa quebrada, y se rellena con mermelada, crema pastelera, crema de chocolate, ricotta, frutas frescas… En otros casos no, pero aquí se puede dejar volar la imaginación.
Es típica de todo el país, aunque cada región tiene su versión favorita. Las tiras de masa en forma de rejilla que cubren la parte superior le dan su aspecto característico. Perfecta para desayunos, meriendas o cualquier momento del día.
Granita, el granizado siciliano
La granita es el postre perfecto para combatir el calor. Originaria de Sicilia, es una especie de sorbete granizado elaborado con agua, azúcar y fruta fresca o café.
La más famosa es la de limón, aunque también son muy populares las de almendra, fresa o café con nata. Normalmente se sirve con un brioche dulce, sobre el cual se van poniendo cucharadas de granita para comerla. Es parte del desayuno en muchos pueblos sicilianos durante el verano.
Torta tenerina, un pastel de chocolate delicioso
La torta tenerina es una tarta de chocolate densa, húmeda y muy tierna por dentro, con una fina costra crujiente en la superficie. Su textura recuerda al brownie, pero es más delicada y fundente en boca.
Es originaria de Ferrara y se elabora con muy pocos ingredientes: chocolate negro, mantequilla, azúcar, huevos y un poco de harina (o a veces sin harina, lo que la hace apta para celíacos). Es importante que el chocolate sea de buena calidad.
Es un postre sencillo pero muy elegante, que suele servirse espolvoreado con azúcar glas o acompañado de crema batida. Tradicionalmente se prepara para San Valentín o como postre romántico, aunque en Ferrara se encuentra todo el año en pastelerías y trattorias.
Helado, el imprescindible
Aunque existe en todo el mundo, el gelato italiano tiene características propias que lo hacen inconfundible. Al estar elaborado de manera artesanal y tener un alto porcentaje de nata, su textura es muy suave y cremosa. En un buen helado italiano no se notan los cristales de hielo.
Cada ciudad tiene sus gelaterias artesanas con sabores que van desde los clásicos pistacho, stracciatella o nocciola, hasta gustos más creativos y sorprendentes. El gelato es más que un postre, es toda una cultura.
En resumen, Italia no solo ha conquistado al mundo con su cocina salada, sino también con su repostería. Con unos postres que representan lo mejor de la tradición dulce del país, desde el refinamiento del norte hasta la exuberancia del sur. Así que la próxima vez que te apetezca algo dulce, ya sabes: déjate llevar por la dolce vita y prueba alguno de los postres italianos más típicos.
