¿Quieres servir un aperitivo original con el que sorprender a tus comensales? ¿Buscas una fórmula infalible para que toda la familia tome verduras sin problemas? Tienes que preparar estas bolitas o croquetas de espinacas con ricotta. En cuanto pruebes una, no querrás dejar de comer.
Receta de croquetas de espinacas y queso ricotta
Aunque técnicamente no podemos llamarlas croquetas, pues no están elaboradas a partir de una bechamel, estas bolitas de espinacas y queso ricotta te producirán el mismo placer al comerlas. Quedan muy crujientes por fuera, mientras que su interior es suave y cremoso. Están buenísimas, en una palabra.
Además de su sabor y su textura, otra de las razones que suman puntos en esta receta es que, al revés de lo que ocurre con las croquetas de siempre, aquí no necesitamos esperar para que la bechamel se asiente. Solo hay que mezclar los ingredientes, formar las bolitas y freírlas. Así de rápido.
Si prefieres una versión más saludable de la receta, puedes preparar tus croquetas de espinacas y ricotta al horno o en freidora de aire. Perderemos esa textura crujiente y algo de sabor, pero quedarán menos calóricas y la cocina se manchará mucho menos, que eso también hay que valorarlo.
El queso ricotta, por cierto, es un queso fresco de vaca italiano que se asemeja mucho a nuestro requesón. Yo lo suelo usar mucho, tanto en cocina salada como dulce; me encanta su sabor suave y ligeramente dulce. Con él elaboré también esta pasta con espinacas y queso ricotta, por ejemplo. Si no encuentras ricotta puedes sustituirlo por requesón o mató.
Ingredientes para hacer croquetas de espinacas y ricotta. Cantidades para 18 unidades
- — PARA LAS BOLITAS —
- 250 g de espinacas limpias
- 250 g de queso ricotta
- 50 g de queso parmesano rallado
- 40 g de pan rallado
- 2 dientes de ajo
- 1 chorrito de aceite de oliva virgen extra
- pimienta blanca
- sal
- — PARA EMPANAR Y FREÍR —
- 1 huevo
- pan rallado
- aceite de oliva suave o de girasol
Cómo hacer croquetas de espinacas y queso ricotta
Prepara la masa de espinacas y ricotta
- Vierte un chorrito de aceite de oliva virgen extra en una sartén grande. Pela los dientes de ajo y pártelos por la mitad. Saltea los ajos durante un par de minutos hasta que tomen un poco de color.
- Lava las espinacas si es necesario y añádelas a la sartén. Al principio ocupan mucho volumen, pero según se vayan cocinando verás cómo este se reduce drásticamente. Echa también un poco de sal para ayudar a que la espinaca se haga.
- Una vez las espinacas estén bien blanditas, retira los dientes de ajo y escúrrelas en un colador. Aprieta con una cuchara o espátula hasta que las espinacas terminen de soltar toda el agua que aún tienen.
- Una vez estén bien escurridas, pasa las espinacas a una tabla de madera y pícalas ligeramente con un cuchillo grande. Lo hacemos así y no con algún electrodoméstico porque no queremos triturarlas por completo, sino, simplemente, trocearlas un poquito más.
- En un recipiente aparte, coloca las espinacas y añade el resto de ingredientes, es decir, el queso ricotta, el queso parmesano, el pan rallado y la pimienta. Mezcla todo bien hasta obtener una masa homogénea. Prueba la masa y mira si es necesario añadir un poquito más de sal, pues el parmesano ya es bastante salado y, si no vamos con cuidado, puede quedar demasiado salada.
Forma las croquetas, empánalas y fríelas
- Pon a calentar el aceite de girasol o de oliva suave, el que uses para freír, en un recipiente pequeño y hondo.
- Mientras, engrásate las manos con un poco de aceite y forma las bolitas.
- Bate el huevo en un plato y coloca el pan rallado en otro. Pasa las croquetas por el huevo, primero, y después por el pan rallado. Apriétalas un poco con la mano para que el pan rallado se pegue bien.
- Cuando el aceite esté caliente, pero sin que llegue a echar humo, fríe tus croquetas de espinacas y queso ricotta en tandas pequeñas. Mientras se hacen, dales la vuelta con una espumadera para que se frían de manera uniforme.
- Cuando las croquetas estén doradas, sácalas y colócalas sobre un papel de cocina que absorberá el exceso de grasa.
- Y ya solo queda disfrutar de estas deliciosas croquetas de espinacas y queso ricotta. ¡Qué aproveche!
Consejos para preparar tus croquetas de espinacas y queso ricotta
A poca maña que te des en la cocina, verás que esta receta no tiene ninguna dificultad. Lo principal que debes de tener en cuenta es que la masa no puede quedar demasiado blanda, pues no podrías formar bien las bolitas, aun engrasándote las manos.
Si pese a escurrir las espinacas correctamente notas que te cuesta hacer las bolitas con las manos, añade un poco más de pan rallado a la mezcla. Otro truco para que la masa adquiera más consistencia es dejarla reposar un poco en la nevera.
Puedes condimentar tus croquetas como más te guste. Otra idea es añadir un poco de ajo y perejil al pan rallado del rebozado. Incluso puedes rellenarlas con pedacito de queso, como hice yo con estas croquetas de garbanzos rellenas de queso.
El tamaño de tus croquetas de espinacas y queso ricotta no debería ser ni muy grande, ni muy pequeño. Hazlas de unos 28-30 gramos aproximadamente, es decir, el equivalente a una nuez un poco grande.
Para que no baje la temperatura del aceite mientras fríes tus croquetas y, además, puedas darles la vuelta con facilidad, fríelas en tandas pequeñas.
Frías están ricas, pero lo ideal que estas croquetas de espinacas y queso ricotta se degusten recién hechas, cuando el interior aún permanece cremoso y, la capa exterior, crujiente. Eso sí, espera un poco a que se templen, no te vayas a quemar.